No creo que nadie más pueda entenderlo.
Mejor dicho, no creo que nadie pueda entenderlo.
No lo entendió el chico que ordena la mercancía en el supermercado, al ver una lágrima resbalar por mi mejilla mientras, sujetando el carrito de la compra, me quedé ahí, de pie frente a la estantería, mirando un frasco de sirope de chocolate.
Tú tampoco lo entenderías ya. Ha pasado demasiado tiempo. Los recuerdos pierden significado al alejarse en la distancia como trenes, como los letreros que pasas cuando vas por la autopista y que después de un rato, cuando han quedado lejos, aunque les hayas prestado toda tu atención, ya no eres capaz de recordar qué decían.
Eso soy yo ahora. Sólo un signo en la carretera de tu vida. Un signo que, por cierto, demarca la salida de una ciudad que ya no recuerdas y a la que no piensas volver. Un lugar por el que pasaste hace ya largo rato.
Pero yo, que soy un signo, estoy clavada junto a la carretera y no sé cómo moverme de aquí.
Carajazo
Hace 1 semana
1 antidepresivos:
dios por favor sigue escribiendo me encanta tu blog
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